domingo, 8 de septiembre de 2013

MÓNACO

Visitamos Mónaco en una de nuestras paradas de la Luna de Miel.
Para poder llegar allí, el crucero atracó en Villefranche, ya que por tamaño no entraba en el puerto de Mónaco. Aún así, en Villefranche tampoco entraba del todo por lo que nos tuvieron que trasladar en pequeños botecitos desde el Crucero hasta tierra firme.
Una vez que llegamos a Villefranche, cogimos un tren que nos fue llevando por la costa hasta Mónaco. No es difícil pues trasladarse por cuenta de uno a Mónaco, de todas formas los cruceros suelen tener excursiones para contratar que llevan a pasajeros hasta allí.


Al salir de la estación, llegamos justo al puerto de Mónaco, lugar saturado de botes, barcas y sobre todo yates.
Cuando fuimos nos pilló una ola de calor, tal que ni en la orilla se notaba una mejor temperatura.

Nuestro primer reto en Mónaco fue la cuesta que nos llevaba a la zona del Casino. la verdad es que no pensábamos que la cuesta iba a ser tan dura, sino hubiéramos cogido uno de los autobuses que recorren la ciudad. 
Como podéis ver en esta foto, también hay coches normales circulando por la ciudad.

Una vez subida la gran cuesta, llegamos a la plaza del Gran Casino.
Lo primero que intentamos buscar fue agua, ya que estábamos deshidratados, y encontramos un bar-heladería que daba a la plaza donde, por 5€, conseguimos una botellita de agua pequeñita. Eso sí, al mujer de la tienda tubo la amabilidad de preguntarnos antes de vendérnosla si estábamos seguros de quererla y si habíamos entendido el precio, pero bueno, teniendo en cuenta que estaba empezando a ver borroso, pagamos los 5€.


El edificio central de la plaza es, junto al Hotel París  el Gran Casino, a cuyas puertas están aparcados los lujosos coches que son uno de los grandes atractivos de la ciudad.
Aquí podéis ver la fachada del Gran Casino. A su alrededor los lujosos coches, muy bien abrillantados, y los turistas, atentos a si entra algún personajillo famoso o pueden sacarse una foto con un buen coche.
 Bajando por un lateral del Casino, tenemos las tiendas de las grandes marcas, y al final, podemos acceder a los jardines que rodean el edificio.
Dando un paseillo entramos esta fuentecilla tan curiosa  con esa bola metálica que brillaba casi tanto como los Ferrari, Porche ... que se pasean por Mónaco.
Siguiendo por los jardines que bajan desde el Casino, llegamos a otro de los lugares más fotografiados de Mónaco, la curva Loews, conocida por ser uno de los puntos esencialmente atractivos del circuito urbano de Formula 1 de Mónaco.




Tanto por la curva como por el Tunel, los turistas podemos hacer fotos de los coches que pasan una y otra vez luciéndose, de echo, llegamos a pensar que alguno de los conductores tenían como única dedicación el llenar el depósito de su coche y dar vueltas y vueltas por el circuito para lucirse.
Para llegar al tunel, hay dos opciones, o seguir el circuito o bajar a través de un ascensor o unas escaleras que hay situadas en la parte de atrás del Casino.
Nos hubiera gustado hacer el circuito andando, pero como ya he dicho pillamos una ola de calor y no había ánimos para andar sobre el asfalto recalentado. Aún así, si que visitamos una parte del circuito, y ya llegando de nuevo al puerto encontramos máquinas donde pudimos comprar refrescos y agua a un precio más decente.


En el puerto de Mónaco pudimos ver algunos cruceros más pequeños atracados y sobre todo los super yates, algunos de ellos con sus motos de lujo, sus bicicletas super caras, sus motos de agua propias... vamos, la vida de "pobres" que se gastan algunos. Me hubiera gustado hacer más fotos a los super-yates, pero en algunos de ellos te miraban mal si les hacías fotos, cosa que también entiendo ya que había gente haciendo vida dentro.



Para finalizar esta entrada, os dejo una pequeña selección de los coches que recorrían las ciudad.







 


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