domingo, 29 de septiembre de 2013

CARCASSONNE


 Os invito hoy a Carcassonne, en el sur de Francia, un lugar de esos que me ha enamorado profundamente, de esos que quería visitar porque lo había conocido a través de diapositivas en la carrera, y que luego aún me encantó más.

Carcassone es un punto clave en la historia del catarismo francés, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, situada a 80km al este de Tolouse, desde épica prerromana esta colina estuvo ocupada por diferentes asentamientos. Durante la cruzada albigense, Simont de Montfor forzó la rendición de la ciudad. Carcassone después será un punto clave en la frontera entre Francia y La Corona de Aragón. En el siglo XVII un incendio destruyó parte de la ciudad y durante la Segunda Guerra Mundial fue utilizada como deposito de municiones por el ejército alemán.

Carcassonne fue restaurada durante el siglo XIX por Violet-le-Duc, restauración que ha sido a veces duramente criticada por su excesivo intervencionismo, sin embargo, quizás fue ese excesivo medievalismo depurado lo que le da ese toque mágico de castillo de cuento.

más información sobre la historia de Carcassonne

Llegando ya a Carcassonne, se puede ver desde la carretera la ciudadela a lo alto de una colina. Desde lo lejos, parece, como ya he dicho, un castillo de cuento, de esos cuentos de Disney que crearon un prototipo de castillo medieval de torres rematadas en punta, y casi no nos extrañaría nada ver un dragón defendiendo la entrada a la ciudad.

Para alojarnos, ya que en verano es una zona de altas temperaturas, conseguimos un pequeño apartahotel, Les Oliviers (Enlace al hotel ) situado a las afueras de la ciudadela, nada caro, que además contaba con una piscina para pasar las horas de mayor calor.

Una vez que había bajado un poco el sol, y ya que las ganas de ver la ciudad por dentro apremiaban, nos dirigimos hacia esta antigua ciudad medieval.
Lo primero que nos recibe de la ciudad son sus grandes murallas y un foso que protegía a los que estaban dentro.



Aquí podéis ver el foso, no muy profundo, que protege la zona de la entrada.










Entre la primera muralla y la segunda, lo primero que vemos es un ancho espacio el cual hoy se aprovecha para paseos a caballo o en una especie de carromatos, buscando sacar unas perrillas a los visitantes con la promesa de trasportarlos poco a poco a tiempos medievales.

Una vez entrada en la ciudad comenzamos a perdernos entre las pequeñas callejuelas, una pena que no realizase más fotos de esas calles chiquitinas, llenas de tiendecitas más o menos artesanales a ambos lados, y de restaurantes y otras tiendas de comida.
Las calles estaban limpias, las fachadas cuidadas, y la ausencia de coches le daba a este lugar un toque mágico, eso sí, algo masificado, pero al fin y al cabo, las calles en la Edad Media también estaban llenas de gente.



Otras callecitas de la ciudad no estaban tan llenas de turistas, al no tener tiendas, daban la oportunidad al visitante de pasear casi a solas, de disfrutar de la sombra, incluso del silencio, de pararse a ver las pequeñas casitas, sus fachadas, las ventanas... todo está tan cuidado, cada pequeño detalle...
 Como toda buena ciudad medieval, Carcassonne tenía su propia catedral, pequeñita eso sí, casi como un Notre Dame en miniatura, pero que hoy luce, gracias a la restauración, coqueta y recogida, con sus vidrieras limpias, aunque aquí no se aprecien bien ya que no dejaban realizar fotos en el interior.


Uno de los paseos más bonitos que se pueden dar por la ciudad es esta zona de las murallas, desde donde se puede divisar gran parte de los territorios que rodean Carcassonne. 
Esta zona de la ciudad es más fresca, la ronda de murallas es más estrecha y también sopla más el viento.


Paseando por las murallas, nos encontramos a este hombre tocando un instrumento, del cual no se su nombre, pero que ayudaba a trasladar la mente a ese mundo medieval en el cual nos habíamos sumergido.


Os dejo aquí un repertorio de fotos de la "ronda de muralla" alrededor de la ciudad.



Algo que no podéis dejar de hacer si vitáis Carcassonne es disfrutar de su gastronomía. Uno de los días decidimos comer en un restaurante ambientado en la edad media, calidad-precio inmejorable, muy bien de cantidad y buenísimo todo. He intentado buscar su nombre en esta guía de restaurantes de la zona pero no lo encuentro GUÍA




Para cenar elegimos un italiano, que no todos son restaurantes medievales. Estuvo también muy bien, de nuevo buen precio y buena comida, no es la comida tradicional de la zona pero también merece la pena.  

Otro día comimos en otro que tenía un bonito patio interior con enredaderas y decidimos probar el cassoulet, plato típico de Francia, sobre todo del sur, parecido a una fabada pero con pato, estaba buenísimo.





 Además de estos deliciosos platos, si lo que os apetece es picar entre horas, podéis encontrar helados artesanos, pizza y... mi picoteo preferido de este país, las crepes, las podéis encontrar con nutella, con nutella y nata, con nutella y plátano... y por si a alguien no le gusta el dulce también las hay saladas.


Dentro de la ciudad además de las tiendecitas, restaurantes, callejuelas, Catedral y plazas llenas de gente, también se puede visitar la parte del castillo, aunque si bien recuerdo, hay que pagar entrada para eso.

Aquí a lo lejos se puede ver el grupo de torrecitas que pertenecen al castillo. Estas vistas son desde el paseo de la ronda de murallas, ya que no solo se pueden visitar por abajo sino que también se puede subir a ellas desde una de las puertas y llegar al castillo paseando.
En esta otra foto se pueden ver las murallas del castillo, sus torres, las almenas y el puentecillo de entrada ya que tiene su propio foso. Al fondo se puede ver la pequeña catedral.
Debajo os dejo algunas fotos, de los patios interiores y de las estructuras de madera que se usaban para situar en lo alto de las murallas a la guardia. También la entrada al castillo con la barbacana de entrada.

 En las paredes de algunos de los patios aún se pueden ver las marcas de las estructuras originales, de donde irían colocadas las vigas y se puede intuir la antigua distribución de los pisos así como algunos paramentos originales.


 Pero Carcassonne no es hoy en día solo lo que queda dentro de las murallas, desde el castillo podemos ver parte del nuevo pueblo que rodea la fortaleza.
 Las torres y la vegetación crean unas fotografías preciosas.
 Aquí el patio de entrada y la barbacana.
Dentro del castillo se puede ver una exposición con fotos y grabados antiguos de Carcassonne, así como una maqueta, textos que nos hablan del proceso de restauración, algunas de las piezas originales de la catedral, algunos restos de pinturas...




Este es el busto del restaurador, Viollet Le Duc, en homenaje al trabajo realizado en esta ciudadela, y aunque hoy es muy discutida, no se puede negar que la salvó de la ruina.








Para terminar os dejo un par de fotos nocturnas de la fortaleza, otro espectáculo digno de ver.



No hay comentarios:

Publicar un comentario